El 18 de junio, cuando las vacunas de Pfizer y Moderna contra el COVID-19 para niños menores de 5 años fueron autorizadas, millones de padres alrededor del país dieron un respiro de alivio. Después de más de dos años de pandemia, alrededor de 20 millones de niños en EE.UU. por fin estarán protegidos de la enfermedad grave y hospitalización por COVID-19. Sin embargo, algunos padres todavía tienen dudas sobre vacunar a sus pequeños. En una encuesta llevada a cabo en abril, antes de la autorización de las vacunas, 38 por ciento de los padres de niños menores de 5 años dijeron que esperarían a ver si las vacunas funcionan en otros niños antes de vacunar a los suyos.
Hablamos con cuatro doctoras latinas alrededor del país con bebés y niños pequeños sobre por qué decidieron vacunar a sus hijos. Esto fue lo que dijeron.
Melody Muñoz, MD, MPH
Especialidad: Pediatría
Ciudad: San Antonio
Afiliación: CentroMed San Antonio
La Dra. Muñoz tiene un hijo de 21 meses que ha participado en los ensayos clínicos de la vacuna de Pfizer desde el verano del 2021, cuando tenía 11 meses.
Sabiendo lo que sé sobre las vacunas y la ciencia, definitivamente quería que mi hijo participara en los ensayos para poder obtener protección lo más pronto posible. También para motivar a otras familias y decir “esto es seguro, creo en esto y vamos a hacer esto porque yo sé lo que está pasando. No es nada aterrador ni peligroso.”. Y entonces había un estudio disponible en Corpus Christi; tuve que conducir por dos horas y media para llegar. Estaba en el lado de Pfizer, me registré lo más pronto posible y después me contactaron para el estudio en Corpus, y obtuvimos el puesto. Nuestro bebé tenía 11 meses, fue justo antes de que empezara a ir a la guardería. Resulta que terminó obteniendo las dosis de placebo, y nos enteramos en enero de este año. Después recibió las dosis de la vacuna. Obtuvo su tercera dosis en mayo. Me sentí muy agradecida de tener la oportunidad de que mi hijo fuera parte de la razón por la que estos estudios siguieran adelante lo más rápido posible.
Entonces puedo decir que sé que estas vacunas son seguras. Sé cómo funciona este proceso. Tengo tanta confianza en el proceso que registré a mi hijo en el estudio clínico, y ya está vacunado, y le fue muy bien. Y entonces entiendo que los padres tengan miedo, pero este es otro ejemplo clásico de la relación médico-paciente; les estoy pidiendo su confianza en esta situación. Y espero que puedan ver que no solo lo estoy recomendando sino que lo hice en mi propio hijo. Y eso es lo que le digo a los [padres] siempre, para cualquier tratamiento, ya sea la vacuna, una prescripción o un antibiótico. Para que puedan ver, en mi ejemplo, que así me siento sobre la seguridad de este proceso.
Ana Palacios, MD, PhD
Especialidad: Nutrición
Ciudad: Savannah, Georgia
Afiliación: Georgia Southern University, Jiann-Ping Hsu College of Public Health
La Dra. Palacios tiene un hijo de 5 años y una hija de 3 años.
Es un alivio que las vacunas para niños menores de 5 años hayan sido aprobadas. Ha sido super difícil manejar la pandemia con niños: me parece súper importante que los niños tengan la oportunidad de socializar con otras personas. En nuestro caso, sobre todo porque vivimos en otro país (soy de Colombia), y no tenemos familia cerca. Con la aprobación de esta vacuna, ya yo llamé a mi pediatra a ver cuándo es que le llegan para vacunar a la chiquita. A mi niño de 5 años, afortunadamente, ya lo vacunamos. Es un alivio saber que está protegido contra la gravedad del COVID-19. Con el niño, apenas aprobaron la vacuna (¡el segundo día!) llamamos al pediatra y lo vacunamos. Como padres, a uno le parece difícil, pues son pinchazos, pero mira que uno puede hablar con los niños y explicarles que esto es para el bien, no solamente su bien personal sino que va a tener un impacto en toda la sociedad, y que gracias a esta vacuna él no se va a enfermar y las personas que lo rodean tampoco se van a enfermar; entonces es un acto de generosidad.
Mi tío murió el año pasado, el día que llegó la vacuna a Bogotá. Era una persona que estaba sana y murió de COVID-19. Entonces [es un alivio] tener esa seguridad de que mis hijos están protegidos y mi familia está protegida; en realidad sí vale toda la pena.
Juliana Robles, MD
Especialidad: Pediatría
Ciudad: San Antonio
Afiliación: CentroMed, San Antonio
La Dra. Robles tiene dos hijos: una hija de 3 años y medio y un hijo de 16 meses.
Estoy muy emocionada porque vamos a tener esta oportunidad de vacunar a mis niños. Estoy aliviada. No sé por qué se demoró tanto, pero me alegra que estaban intentando obtener la vacuna adecuada, las dosis correctas. Por eso estoy feliz de que tomaron los pasos necesarios para que tuviéramos una vacuna segura para los niños. Todo este tiempo me sentí muy mal de que yo tenía protección, mi esposo tenía protección y, por supuesto, mis hijos, que eran los más vulnerables, no la tenían; entonces me siento más que todo aliviada.
Yo siempre hablo sobre vacunas con mi hija. Soy una defensora de las vacunas, obviamente, como pediatra. Pienso que son tan importantes: son uno de los medicamentos e intervenciones que salvan vidas más importantes que hemos tenido para la humanidad. Entonces desde que ella era pequeña le hablaba sobre las vacunas y de cómo la ayudan a estar saludable y fuerte y a estar protegida y no enfermarse: para ayudar a su sistema inmune a ser fuerte y poder tener soldados (eso es algo que también le dije, que son como soldaditos) que te van a ayudar a ganar batallas contra los gérmenes. Y por eso es emocionante para ella porque ahora le interesan los temas del organismo. Siempre me he asegurado de que mis niños sepan que las vacunas son importantes, que nos hacen saludables, fuertes y que salvan vidas.
Mi esposo y yo estamos muy emocionados porque la vacuna va a proteger a nuestros niños de un caso grave, de tener que ir al hospital y de tener algunas de esas complicaciones del COVID-19 como el síndrome inflamatorio multisistémico pediátrico, que puede ocurrir. Y por eso sabiendo que ellos tienen protección, podemos intentar vivir la vida un poco, como solíamos hacer. Los niños pueden ir a lugares más públicos que estábamos evitando, y por eso estamos simplemente emocionados de poder vivir un poco más como lo hacíamos antes de esta pandemia.
Diana Montoya-Williams, MD, FAAP
Especialidad: Neonatología
Ciudad: Filadelfia
Afiliaciones: Children’s Hospital of Philadelphia (CHOP), CHOP PolicyLab, y el Departamento de Pediatría de la Universidad de Pennsylvania
La Dra. Montoya-Williams tiene dos hijos: uno de 2 y otro de 5 años. Su hijo de 2 años hizo parte de los ensayos de eficacia de Moderna, la segunda fase de los ensayos clínicos para niños que llevaron a cabo los fabricantes de vacunas.
Fue una ocasión muy especial cuando la vacuna comenzó a ser distribuida para los trabajadores de la salud en diciembre del 2020. Pero fue a la vez un momento triste, porque más que a mi misma, quería que todas las personas que amo pudieran vacunarse lo más pronto posible. Nos enteramos de los ensayos de la vacuna de Moderna, entonces después de que los estudios de seguridad terminaron, nos registramos para la segunda fase, los ensayos de eficacia. Yo sabía que las vacunas de ARNm funcionan, sabía que se quedan en el cuerpo por periodos muy cortos, antes de leer las instrucciones del cuerpo y después disolverse. Entonces registramos a nuestros niños, y nos ofrecieron participar aproximadamente en octubre del 2021. En ese momento solo quedaban dos semanas para que mi hijo mayor cumpliera 5 años y que fuera elegible para la vacuna de Pfizer, porque Pfizer había recibido la autorización de emergencia para ese grupo de edad, entonces sabíamos en ese momento que nos ofrecieron un puesto en el ensayo que mi hijo mayor sería elegible para obtener la vacuna sin necesidad de participar en el estudio. Por eso decidimos registrar solamente a nuestro niño de 2 años. Ese mes, le dieron la primera dosis y luego 20 días después le dieron su segunda dosis, pero no sabíamos si era la vacuna real o si era placebo. Cuando la vacuna fue autorizada la semana pasada, el equipo de investigación del ensayo estaba preparado y listo para que los médicos de enfermedades infecciosas llamaran a las familias involucradas y les preguntaran, “¿Quiere saber si su hijo obtuvo la vacuna real o no?” Y nos dijeron que mi hijo recibió la vacuna real. Lo que significa que estaba completamente inmunizado desde finales de noviembre. En una serie de eventos emocionales, uno de los días más emocionantes de los últimos dos años para mí fue enterarme de que mi segundo hijo también estaba inmunizado, finalmente. ¡A pesar de que ya habían pasado meses! Saber que era seguro, finalmente, que sí, estaba protegido y está protegido. Tener solo un niño vacunado, todavía me sentía en un espacio incómodo, como en un limbo, de saber que hay algo que puede proteger a mis niños, pero que solo uno podía obtener. Y el fin de semana pasado, al enterarme de que mi niño menor tenía la vacuna, fue cuando mi corazón se relajó completamente; ese peso se me quitó de encima.
Todos los padres en esta pandemia estamos haciendo lo mejor que podemos por nuestros hijos, solo tenemos diferencias de opinión sobre lo que pensamos que es mejor. Yo tiendo a intentar seguir la ciencia y los estudios y la investigación e intentar leer los estudios yo misma, si tienen algo que ver con mis niños. Yo miro los números. Veo si mi hijo hubiera estado representado en un estudio: eso es importante para mí como alguien que estudia desigualdades raciales y étnicas en la ciencia, la medicina y la salud. Pero yo sé que ese es el caso. Yo sabía que las vacunas beneficiarían a mi niño, por los millones de datos disponibles. Yo sé que son seguras. Y yo sé que el COVID es más peligroso para ellos.