Person sitting at table with pro-vaccine messaging.
La educadora comunitaria Carol Bell comparte información y recursos sobre vacunación en un evento del día de entretenimiento familiar del YMCA en Warrensville Heights, Ohio. Cortesía del Programa de Educación sobre Trasplantes de Órganos y Tejidos para las Minorías de Cleveland.

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Ya están aquí las vacunas actualizadas contra el COVID-19. Durante las próximas semanas, Public Good News investigará cómo las organizaciones comunitarias garantizan una distribución equitativa de las vacunas actualizadas y qué consejos tienen para mejorar la aceptación.   

PGN habló recientemente con Carol Bell, educadora comunitaria del Programa de Educación sobre Trasplantes de Órganos y Tejidos para las Minorías de Cleveland  (MOTTEP, por sus siglas en inglés), que trabaja en la promoción de vacunas, acerca de cómo proporcionar a las comunidades locales información precisa en materia de vacunas y atención preventiva. Esto es lo que dijo:  

PGN: Como educadora de salud comunitaria, ¿qué temas comunes observas en el trabajo que realizas para promover la educación de la salud en las comunidades desfavorecidas? 

Carol Bell: Lo que veo es que la gente no tiene confianza en el sistema de salud. Ese es el problema subyacente: tanto si hablamos de donación de órganos como de vacunas, u otros temas, no tienen la sensación de que el sector médico prioriza su bienestar.  

Dudan en registrarse para ser donantes [de órganos] porque no creen que se vaya a luchar por su vida, o no quieren que los inyecten para ponerles una vacuna [contra el COVID-19] porque [se preguntan]: “¿Qué me están inyectando?” o “¿Estás intentando deshacerte de mí?” Porque [ha habido] algunos experimentos y tratamientos poco éticos realizados en determinados grupos de personas.  

Así que para mí, independientemente de lo que intentemos hacer, debemos abordar el temor para conseguir que las personas decidan ponerse la vacuna [contra el COVID-19]. Hasta que no abordemos ese temor, sea cual sea, y hablemos específicamente de él, las personas no van a hacerlo.  

PGN: ¿Cómo te ha ayudado tu trabajo en distintos temas de salud a comunicarte mejor con las personas acerca del COVID-19? 

C.B.: Creo que a veces las personas no entienden la urgencia.  

Les digo: “Conversa sobre estas cosas con tu familia. Sé que nadie quiere hablar de la muerte [o] de ir al médico, pero hay que hacerlo porque es real”. 

Cuando veo las noticias o leo algo, me detengo y me pregunto cómo me siento al respecto, o qué pienso de eso, o cómo lo afrontaría yo. Eso es algo que animo a las personas a hacer durante una comida o un momento en familia para hablar de temas difíciles para que, cuando se enfrenten a ellos, les resulte más fácil manejarlos.  

Debemos ser proactivos en abogar por nuestra propia salud. Debemos tener la intención y el propósito de obtener información de fuentes confiables —los CDC, departamentos de salud locales, médicos, farmacéuticos— para poder tomar decisiones bien informadas y transmitir información precisa. A veces investigamos más cuando compramos un coche o un electrodoméstico nuevo que cuando se trata de nuestra salud.  

Si pones [la información] a disposición de todos ahora, cuando finalmente ocurra, no dará tanto miedo. 

PGN: ¿Qué estrategias concretas te han funcionado para fomentar la concientización? 

C.B.: Creo que soy un poco más audaz en mi enfoque.  

Debes conocer a tu público. Con las vacunas, realmente creo que las personas necesitan contar más su historia. Si se te muriera un ser querido por no vacunarse, ¿qué sentirías? Las personas necesitan escuchar anécdotas reales.  

¿Sabes? Yo no me puse la vacuna [contra el COVID-19] de inmediato; yo también tenía dudas. Entiendo.  

Porque [había] tanta [información] que venía de tantos lados diferentes.  

Y las personas estaban molestas. Si te ponías [la vacuna] se molestaban contigo. Si no lo hacías, se molestaban contigo.  

Pero yo me dije, “¿sabes qué? Tengo que investigar por mi cuenta”. Y cuando llegó el momento de vacunarme, decidí que estaba bien hacerlo. Y esa fue mi elección.

Este artículo es respaldado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) y el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) como parte de una concesión de asistencia financiera a la Fundación de los CDC por un total de 69,392,486 dólares con el 100 por ciento financiado por los CDC/HHS. Los contenidos pertenecen al autor(es) y no representan necesariamente los puntos de vista oficiales ni el respaldo de los CDC/HHS o del gobierno de los EE.UU. Además, la Fundación de los CDC no garantiza ni es responsable de la exactitud o confiabilidad de la información o el contenido de este artículo. Adicionalmente, la Fundación de los CDC renuncia expresamente a toda responsabilidad por daños de cualquier tipo que surjan del uso, la referencia o la confianza en cualquier información contenida en este artículo. Este artículo no pretende y no debe ser interpretado como que constituye o implica el respaldo, patrocinio o recomendación de la Fundación de los CDC sobre la información, los productos o los servicios que se encuentran en él.