A Civic Heart staffer conducts a finger prick test on a client, inside their mobile testing unit.
Foto cortesía de Civic Heart.

Read in English

Comprender el estigma que rodea a las enfermedades infecciosas como el VIH y la viruela símica o mpox puede ayudar a los trabajadores de salud comunitaria a reducir las barreras que dificultan el acceso a la atención médica.  

Mirar atrás en la historia puede proporcionar lecciones valiosas para hacer frente al estigma en la atención médica hoy, especialmente hacia comunidades afroamericanas, latinas, LGBTQ+ y otras que han sido históricamente desatendidas y desproporcionadamente afectadas por el COVID-19 y el VIH

Public Good News habló con Sam Brown, director del programa de bienestar y prevención del VIH de Civic Heart, una organización comunitaria del histórico Third Ward de Houston, para conocer los efectos del estigma en torno a la salud sexual y la aceptación de las vacunas.  

Brown nos habló sobre los esfuerzos de Civic Heart para ofrecer pruebas confidenciales gratuitas de enfermedades de transmisión sexual, asesoramiento y referencias, e información sobre las vacunas contra el COVID-19, la gripe y mpox, así como las lecciones que aprenden en su lucha por la equidad en el acceso a las vacunas. 

Esto es lo que dijo Brown. 

[Nota del editor: El contenido y longitud de esta entrevista han sido editados para mayor claridad]. 

PGN: Algunas personas en las redes sociales han difundido el mito de que las vacunas causan sida u otras deficiencias inmunitarias, cuando lo contrario es cierto: las vacunas refuerzan nuestro sistema inmunitario para ayudar a protegernos contra las enfermedades. A pesar de que son frecuentemente desmentidas, ¿qué impacto tienen este tipo de alegatos falsos en las comunidades donde trabaja? 

Sam Brown: Este tipo de desinformación es muy difícil de combatir. Y dificulta el trabajo y el camino hacia la salud general de la comunidad porque las personas se lo van a creer. En el trabajo que hacemos, el 80 por ciento consiste en cambiar la perspectiva de las personas sobre algo que creían saber. 

Las personas ni siquiera transmiten el sida. Las personas transmiten el VIH. Así que una vacuna que cause inmunodeficiencia no tiene sentido.  

En las comunidades donde prestamos nuestros servicios, puede que haya una persona que crea el mito y, por creerlo, no se vacune. Más tarde, puede dar positivo en las pruebas de COVID-19.  

Y dependiendo de los determinantes sociales de la salud, puede afectarla de muchas maneras: esa persona falta al trabajo, no puede mantener a su familia, si es que tiene familia. Es esta mentalidad la que puede afectar la vida de una persona, sus ingresos, su desempeño.  

Así que no aprovechar algo como una vacuna que es asequible, o generalmente gratuita, sólo por creer en desinformación o por un malentendido, es perjudicial.  

Por ejemplo, cuando hablamos con las personas de la comunidad, muchos no saben que pueden contraer mpox de su mascota, o que es una zoonosis, lo que significa que puede transferirse entre diferentes especies o seres, de los animales a las personas. Veo mucha sorpresa y conmoción cuando las personas se enteran de esto.  

Es difícil porque tenemos que luchar contra la desinformación y el estigma que conlleva. Y puede ser un gran obstáculo. 

Las personas lo malinterpretan. Piensan que “esto es algo que les pasa a los homosexuales o a la comunidad LGBTQ+”, lo cual es estigmatizante y se percibe como una culpabilización. Y culpar es lo que nos lleva a estar mal informados.  

PGN: En los últimos años, el programa de bienestar para personas con VIH de su organización se ha encargado de promover las vacunas contra el COVID-19, la gripe y mpox en las comunidades donde prestan sus servicios. ¿Cómo manejan las conversaciones sobre la salud sexual y las enfermedades infecciosas? ¿Puede darnos más información sobre sus estrategias de comunicación? 

S.B.: A medida que promovíamos la salud sexual positiva y la prevención del VIH, vimos que las personas estaban cansadas de oír sobre el VIH. Estaban cansadas de oír sobre cómo funciona la PrEP (profilaxis previa a la exposición) o de cómo prevenir el VIH.  

Pero, cuando tuvimos un brote de sífilis en Houston el año pasado, las personas estaban más dispuestas a hacerse la prueba debido a la gravedad del brote.  

Así es que lo que nuestro equipo aprendió es que a veces hay que cambiar el mensaje para conseguir lo que las personas necesitan.  

Cambiamos nuestro mensaje para destacar más la información sobre la sífilis y vimos que podíamos conseguir que más personas se hicieran la prueba del VIH porque les explicamos cómo la sífilis y el VIH están relacionados y cómo una persona puede ser susceptible a ambos.  

Nos ha ido mejor usando mensajes que la comunidad quiere y combinarlos con lo que la comunidad necesita. Y vemos lo mismo con el COVID-19, la gripe y el VRS. A veces no puedes aferrarte a un mensaje. Hemos tenido que ser flexibles para comunicarnos con nuestros pacientes y ayudarlos a evitar prácticas inseguras para crear prácticas saludables y buenas para ellos y sus comunidades. 

PGN: Ha mencionado lo difícil que es combatir el estigma en su trabajo. ¿Cómo aborda este tema de manera efectiva al hablar individualmente con una persona? 

S.B.: Lo que entiendo es que nadie quiere sentir vergüenza. Lo que veo es que las personas responden a: “Esta es una oportunidad de hacer algo diferente. Quizá había información que desconocías y que te hizo tomar una mala decisión. Y ahora tienes la oportunidad de informarte para tomar una mejor decisión”. 

Las personas quieren hacer lo que quieren; quieren vivir como quieren. Y todos deberíamos poder hacerlo siempre y cuando no perjudiquemos a nadie, pero también siendo lo suficientemente responsables como para entender que el COVID-19 está a nuestro alrededor.  

Así que, en lugar de avergonzar y culpar a los demás, lo mejor es que te concientices y entiendas qué es y cómo tratarlo. Porque el verdadero enemigo es el virus: la infección, no las personas.  

Cuando hacemos nuestro trabajo, queremos asegurarnos de que partimos de un enfoque basado en los puntos fuertes. Siempre nos fijamos en lo que un paciente puede hacer, en lo que tiene. Queremos asegurarnos de que los empoderamos desde ese punto. Así que, aunque decidan no dar prioridad a nuestro mensaje en este momento, no podemos tomarlo como algo personal. Lo utilizaremos como una oportunidad de probar una nueva forma de ponerlo en contexto para ayudar a las personas a entender lo que estamos tratando de decir.  

Y a veces eso puede ser difícil, incluso para las organizaciones. Pero superar esa dificultad conlleva una mayor oportunidad de influir en otra persona. 

Este artículo es respaldado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) y el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) como parte de una concesión de asistencia financiera a la Fundación de los CDC por un total de 69,392,486 dólares con el 100 por ciento financiado por los CDC/HHS. Los contenidos pertenecen al autor(es) y no representan necesariamente los puntos de vista oficiales ni el respaldo de los CDC/HHS o del gobierno de los EE.UU. Además, la Fundación de los CDC no garantiza ni es responsable de la exactitud o confiabilidad de la información o el contenido de este artículo. Adicionalmente, la Fundación de los CDC renuncia expresamente a toda responsabilidad por daños de cualquier tipo que surjan del uso, la referencia o la confianza en cualquier información contenida en este artículo. Este artículo no pretende y no debe ser interpretado como que constituye o implica el respaldo, patrocinio o recomendación de la Fundación de los CDC sobre la información, los productos o los servicios que se encuentran en él.